El Pirineo está repleto de rincones mágicos. Lugares donde la paz se funde con la montaña y emerge la felicidad de los amantes de la naturaleza. Uno de esos lugares es el hermoso y desconocido Puerto de Aísa o Val d’Igüer. Aquí encontramos unos llanos recorridos por barrancos serpenteantes y protegidos por un circo glaciar de enorme belleza.
Hablamos de un lugar especial. Quien lo visite pronto entenderá la belleza del lugar. Desde aquí podemos ascender y contemplar montañas tan míticas como el Aspe, las Lienas de la Garganta y del Bozo, los Lecherines o el Pico Rigüelo. Y además, es punto de punto de paso entre Candanchú y Lizara a través de la senda GR11.1.
La Val d’Igüer apenas tiene desnivel lo que la convierte en un lugar muy bueno para realizar rutas sin dificultad. Y es una opción perfecta para ir con las raquetas de nieve en los meses del año en que las condiciones lo permiten.
Hoy proponemos una ruta circular a través del valle, marcada como SL-HU-105 «Ruta del Puerto de Aísa». Recorre la Val d’Igüer por sus dos laderas y tiene una duración aproximada de 2h 15′.
Descripción Ruta del Puerto de Aísa (Val d’Igüer)
Trás atravesar el pueblo de Aísa continuamos la carretera en dirección norte hasta llegar al parking de la Cleta. Una valla para el ganado corta el paso y nos indica el comienzo de la ruta.
Comenzamos a caminar por un tramo «semi asfaltado» primero y una pista después. En unos pocos minutos ya alcanzamos la cabecera de la Val d’Igüer, donde se juntan el barranco del mismo nombre con el Estarrún.
Las vistas son espectaculares y podemos contemplar las praderas recorridas por los barrancos y las cascadas que dibujan a su paso. Aquí se encuentra también el Refugio de Saleras. Esta es zona ganadera y fuera de los meses más fríos es fácil encontrar vacas que disfrutan tranquilas de los verdes prados pirenaicos.
Continuamos el surco del barranco d’Igüer en dirección norte y seguimos una senda bien marcada con señales blancas y verdes. A nuestra dereecha, el Aspe, las Lienas de la Garganta y del Bozo, los Lecherines y el Pico Rigüelo vigilan nuestros pasos.
En una hora aproximada llegaremos hasta el final del valle. La geología dibuja aquí unas atractivos pliegues en la roca. También se eleva un montículo con pinos desde donde las vistas del valle son muy buenas. Ahora giramos a la derecha y recorremos el valle de nuevo pero esta vez por su margen este. Hacemos un tramo de la GR11.1 y en poco más de 2 horas (totales) estaremos de vuelta en el coche.
Un valle hermoso y desconocido. Perfecto para visitar con niños o para usar las raquetas de nieve en los meses de invierno.
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Una respuesta
rebeca
Me encanta lo que haceis, qué raza es tu perro?? Un saludo!