El Pirineo es tierra de magia y de leyendas. La inmensidad del paisaje y la naturaleza que aquí encontramos estimula los sentidos y nos invita a adentrarnos en un viaje de emociones. El Ibón de Plan o Basa de la Mora es uno de los rincones más populares y mágicos del Pirineo. Basta con acercarse a él para darse cuenta de que tiene su fama bien merecida.
El Ibón de Plan o Basa de la Mora se encuentra a 1.910m de altitud y está rodeado de las imponentes paredes de Cotiella. Aquí, el tiempo, aliado de los hielos antiguos, se encargó de moldear un paisaje de ensueño. Un antiguo glaciar de decenas de metros de altura erosionó la roca hasta dibujar el valle que hoy observamos. El posterior deshielo originó el ibón.
En la actualidad, el Ibón de Plan está reconocido como uno de los 6 puntos de gran interés geoturístico del Pirineo aragonés y su ruta está recomendada por el Geoparque Sobrarbe Pirineos.
Nuestra ruta circular parte desde el refugio de Lavasar, al que llegamos desde el pueblo de Saravillo, y en poco más de 20′ nos lleva hasta la base del Ibón. Desde aquí rodeamos todo el lago glaciar y volvemos hasta el refugio en poco más de una hora.
Track de la ruta
La leyenda de la Basa de la Mora
Dicen las gentes de la Val de Chistau que antiguamente, en tiempos de conflicto y violentas luchas entre moros y cristianos, una joven princesa mora llegó hasta aquí huyendo de la guerra. Sin embargo, no pudo seguir su camino, se perdió y su alma y espíritu quedaron atrapados en el lago para siempre.
Cuenta la leyenda que cada amanecer del día de San Juan aquellos que se lavan la cara con la cristalina agua del Ibón y tienen un corazón puro y limpio, pueden contemplar la figura de la mora. Su silueta se alza y danza en el medio del ibón vestida con joyas y serpientes de colores que brillan con los primeros rayos del amanecer.
Descripción de la ruta
Llegamos a Saravillo, cruzamos el pueblo y donde terminan las casas observamos el comienzo de una pista. Aquí hay una máquina en la que hay que pagar 3 euros para poder hacer uso de la vía. El recorrido serpenteante de unos 14km de pista y fuerte desnivel nos llevará unos 45′ de coche (los desvíos están bien señalizados). La pista está cuidada pero hay que circular con atención para evitar baches. La verdad es que se hace largo pero, sin duda, la recompensa merece la pena.
Al final de la pista encontramos el Refugio de Lavasar donde podremos aparcar. Nos preparamos y justo detrás del refugio observamos el comienzo de la senda (descendente en los primeros metros). Se trata de un recorrido sencillo, sin dificultad y muy agradable. Ya comenzamos a disfrutar de las paredes de Cotiella y de este bonito rincón pirenaico.
Después de 20′ alcanzamos el Ibón de Plan o Basa de la Mora. Majestuoso y sereno se dibuja ante nosotros custodiado por enormes paredes.
Una vez maravillados y hechas las fotografías de rigor comenzamos la vuelta circular al ibón, marcada y evidente nos permite observar y disfrutar el entorno desde todos sus ángulos. En algún punto hay que caminar con cuidado en función del nivel del agua.
Finalmente, regresamos hasta el refugio de Lavasar. En total, 1h 20′ a ritmo tranquilo y agradecidos de conocer uno de los ibones más populares del Pirineo. Ruta para todos los públicos y perfecta para realizar con los peques de la casa.
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