Cuando hablamos de Cola de Coballo, a la mayoría de la gente le vendrá a la cabeza Ordesa. Sin embargo, a lo largo del Pirineo son muchas las cascadas en las que el agua adquiere esta particular silueta. Una de ellas la podemos encontrar en Canfranc Estación, al final del Valle del Aragón.
En Canfranc encontramos una de las mayores joyas arquitectónicas del Pirineo, la Estación Internacional de Tren. Pero además, en las inmediaciones del pueblo existen diferentes rutas con las que disfrutar de este impresionante entorno de alta montaña.
Si recorremos las imponentes laderas que rodean Canfranc, podremos observar las espectaculares obras de ingeniería con las que se intentó proteger a la Estación de los aludes y avenidas. Un ejemplo perfecto de la convivencia con la fuerza de la naturaleza.
El acceso a la Cola de Caballo tiene una duración de 1h 30′, discurre por una senda muy cómoda y es perfecta para realizar con niños. Nos permite en muy poco tiempo recorrer un impresionante bosque de pinos, hayas, abedules, arces y castaños; para luego obtener unas impresionantes vistas del valle.
La cascada permanece seca durante parte del año y la mejor época para visitarla es el deshielo o épocas de abundante lluvia.
Track de la ruta
Descripción de la ruta desde Canfranc a la Cola de Caballo
Dejamos el coche junto a la Estación Internacional de Tren. Merece la pena pararse un instante a contemplar esta maravilla arquitectónica envuelta en un hermoso entorno de alta montaña. Nuestra ruta asciende la ladera opuesta y nos permitirá observarla desde las alturas.
Detrás de las casas del pueblo tomamos el paseo de los Ayerbes hasta alcanzar las piscinas del pueblo. Seguimos el camino y en seguida encontramos la senda con sus respectivos carteles explicativos.
Seguimos la senda, perfectamente marcada y sin perdida. A pesar de que caminar este hermoso bosque en otoño es como caminar entre un mar de hojas. En los primeros metros encontramos unos impresionantes pinos centenarios de gran altitud, pero poco a poco las hayas y abedules van ganando protagonismo.
Las tonalidades del otoño brillan con fuerza y es un aula perfecta para recorrerla con los pequeños de la familia. La ruta asciende serpenteante y sin grandes desniveles y poco a poco vamos tomando altura.
A lo largo del camino encontramos varios desvíos. Nosotros optamos por tomar el segundo al barranco de Estiviella. Aquí podemos observar perfectamente los diques para la contención de aludes.
Seguimos la senda y cuando tomamos altitud el bosque empieza a clarear. Aparece bajo nosotros la Estación de Canfranc y, en frente, La Moleta. A nuestro alrededor observamos alguna cueva y varias «terrazas» construidas con piedras para sostener la ladera.
Finalmente, y tras 1h 30′ alcanzamos la Cola de Caballo. Hoy mana con poca agua pero aún así el entorno es tremendamente bonito y las vistas de la Estación inmejorables. Además, aquí encontramos un curioso dique (mitad vacío y mitad rastrillo) construido en 1963. Con su parte superior corta los aludes y con sus aliviaderos filtra el agua sobrante.
Sin duda esta ruta es una combinación perfecta de distintos elementos: el bosque otoñal, las fascinantes vistas de alta montaña y de la Estación, la cascada y las impresionantes obras de restauración hidrológico-forestal.
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