Todos tenemos nuestros lugares especiales. Aquellos que, desde la primera vez que los vimos, quedaron guardados para siempre. La singularidad de Aguatuerta, en el Parque Natural de los Valles Occidentales, lo convierte en uno de los nuestros.
Las formas que aquí observamos hoy, son el resultado de los procesos erosivos de ayer. El hielo de los glaciares se encargó de moldear este valle durante miles de años. Ahora poco queda de esos hielos, pero el resultado es magnífico.
Uno de los elementos que hace de Aguatuerta un lugar tan especial, es el discurrir del río. Aquí, las primeras aguas del Aragón-Subordán dibujan unas curiosas curvas. En pocos lugares del Pirineo podemos encontrar meandros — pronunciadas curva descritas por el curso del río — tan bien definidos.
El nombre Aguatuerta tiene una toponimia muy clara. Aunque habitualmente se ha registrado como «Aguas Tuertas» las gentes de los valles de Echo y Ansó, utilizan el singular. En aragonés, «tuerto» es el participio del verbo «torcer», así que el significado en castellano resulta claro. Se traduciría como «agua torcida», condición que hace del valle un lugar tan característico.
Durante los meses de verano los verdes pastos sirven de alimento al ganado de los pueblos cercanos y en invierno acumula mucha nieve, lo que ofrece variadas posibilidades para quienes lo visitan. Cualquier época del año merece una visita a este lugar.
El valle de Aguatuerta se encuentra en el término municipal de Ansó, es punto de paso de la Senda Pirenaica GR-11 y podemos llegar desde varios lugares. La más habitual es desde Guarrinza, al final de la Selva de Oza y accediendo por el Valle de Echo.
Fotogalería ruta Aguatuerta
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