La altitud para los montañeros, con el tiempo, se convierte en una adicción. Son muchas las personas que cada vez aspiran a conquistar cimas más y más altas, y superar los retos que ellas implican.
De acuerdo con la obra de Juan Buyse, en el Pirineo se registran 212 tresmiles, de los cuales 129 son cumbres principales y 83 secundarias. Además, establece 11 grandes zonas a lo largo de las cuales se distribuyen los tresmiles pirenaicos y que se corresponden con los grandes macizos de la cordillera.
El desnivel del Pirineo, oscila entre los 0 msnm del Cap de Creus y el Cabo de Higuer, hasta los más de 3.000 msnm de las cumbres más altas.
Presididas por el imponente Aneto, son 5 las cimas que conforman la corona pirenaica.
Las cimas de mayor altitud se concentran en el macizo Maladeta-Aneto (20 tresmiles principales), el único de los 11 grandes macizos pirenaicos que supera los 3.400m de altura. Le sigue el macizo Posets-Eriste. Y Monte Perdido es la única de las 5 grandes cimas que se encuentra en el Pirineo central.
La repercusión de las grandes montañas va mucho más allá de las hazañas alpinísticas, y algunas de ellas se han convertido en verdaderos símbolos de la tradición cultural pirenaica. Un claro ejemplo, son las leyendas que se cuentan sobre ellas, además de otras historias y canciones.
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