El proceso de transferencia de los nutrientes a través de las especies de una comunidad biológica se conoce como cadena trófica. Los seres vivos se alimentan de sus precedentes y son alimento de los siguientes. De esta forma, se garantiza el equilibrio y la transmisión de energía dentro de los ecosistemas.
En las cadenas tróficas, podemos distinguir los productores (plantas fotosintéticas que crean materia orgánica a partir de inorgánica y luz solar), los consumidores (se alimentan de la materia orgánica que procede de otras especies animales o vegetales) y los descomponedores (reciclan la materia orgánica muerta y la convierten en alimento para los productores).
Los grandes carnívoros o superdepredadores son aquellos que están en la cima de la pirámide trófica. Es decir, aquellos a quien ningún otro animal caza para alimentarse. Estos juegan un papel esencial en la conservación y salud de los ecosistemas. Evitan la propagación de enfermedades y controlan la superpoblación de herbívoros que, en exceso, dañarían el paisaje.
En el continente europeo podemos encontrar 5 grandes carnívoros o superdepredadores.
1. EL OSO
2. EL LOBO
3. EL LINCE BOREAL
4. EL LINCE IBÉRICO
5. EL GLOTÓN
Los superdepredadores del Pirineo
Hasta hace poco, en el Pirineo podíamos encontrar tres de estos grandes superdepredadores: el oso, el lobo y el lince boreal. En la actualidad, asentado, solo queda el oso. Los grandes carnívoros siempre han tenido una relación de amor y odio con el ser humano. Han sido considerados una «amenaza» al mismo tiempo que se admiraban y ocupaban un papel esencial en las tradiciones culturales.
Ante las actuales políticas de reintroducción, queda por delante el reto de la convivencia. Además, entre los superdepredadores podríamos incluir algunas aves como las grandes rapaces, entre ellas las águilas pirenaicas.
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