Poco a poco el otoño cierra sus puertas y la nieve inunda el Pirineo. Las cumbres ya están teñidas de blanco y el frío nos hace creer que así seguirán hasta la primavera. Por fin podemos dar comienzo a la temporada invernal y disfrutar de nuestra cordillera con sus galas más «inhospitas». Decidimos empezar con la ascensión al Castillo d’Acher (2.384m).
Cuando llegamos a la Selva de Oza, después de atravesar el Valle de Hecho, encontramos a la derecha el Castillo d’Acher. Sus grandes murallas de roca caliza lo rodean y le envuelven inconfundible. Se trata de una fortaleza natural de gran belleza que bien ganada tiene el nombre.
La toponimia de Acher resulta clara y es el resultado de la combinación de la raíz euskérica atx (roca o peña) y el sufijo ero (conjunto o acumulación). Por lo tanto la traducción al castellano sería «concentración de rocas». Es un nombre habitual que se repite en otras cimas y rincones de la zona como el Ibón de Acherito o el Achar de Alano.
La ascensión al Castillo d’Acher comienza en el parking de la Selva de Oza y nos permite alcanzar la cima de esta montaña icónica en algo más de 4 horas. Existe la posibilidad de añadir una variante y alcanzar la cima a través de la Chimena Ledormeur (III grado).
Track de la ruta
Descripción de la ruta al Castillo d’Acher
// Ruta realizada en el otoño 2019
Nos adentramos en la paradisiaca Selva de Oza y dejamos el coche en el parking, desde el cual podemos observar la imponente cima del Castillo d’Acher. Cruzamos el puente del río Aragón Subordán y nos introducimos en el Parque de tirolinas del Bosque de Oza. Aquí ya encontramos las primeras señales que nos dirigen al Castillo d’Acher.
Seguimos la senda y nos sumergimos en un inmenso bosque de abetos y hayas. En estas fechas un inmenso manto de hojas acolcha nuestros pasos. Vamos tomando altura y alcanzamos el barranco de la Espata. Lo cruzamos y continuamos la ascensión por su margen derecha. A partir de ahora la pendiente aumenta y empieza a aparecer la nieve, que nos acompañará durante toda la ascensión. Entre los árboles contemplamos la muralla del Castillo d’Acher. Ahí nos dirigimos.
Cuando salimos del bosque el espesor de la nieve aumenta, pero si evitamos las zonas de mayor acumulación, podemos caminar con cierta comodidad. La senda (tapada por la nieve en estas fechas) nos lleva a rodear el Castillo por su derecha, hasta que encontramos una línea que nos llevará a los pies de las «murallas».
Tras remontar las faldas del Castillo d’Acher encontramos un paso evidente que nos permitirá introducirnos en la «corona del castillo». Ahora ya hemos salvado el mayor desnivel y con unas vistas impresionantes vamos cresteando hasta encontrar un paso hasta la pala que nos llevará a la cima.
En 4h 15′ alcanzamos la cima y disfrutamos de las hermosas vistas que nos regala el Pirineo invernal. Contemplamos todo las cumbres navarras, Punta Aguerri, el Bisaurín y a lo lejos los inconfundibles, Midi d’Ossau, Vignemale o Balaitus. Como el día era muy bueno incluso pudimos observar a lo lejos el Moncayo. Un regalo impagable.
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2 Respuestas
Marta
Muy bonito el reportaje. En la toponimia de nuestros valles aparece a menudo la palabra achar. Achar en aragonés-cheso lo llamamos a todos los pasos entre valles que suelen ser estrechos y con rocas. Por ejemplo, Achar de Alano, Achar de Agua Tuerta, Achar de los Hombres, Achar de Secús…
Iñigo Bastida
La escuela de escalada más famosa de Vizcaya, Atxarte ,también es un paso entre paredes calcáreas.
Atx-arte = entre rocas(o peñas)
En euskera .