Curiosas y atentas, las marmotas alpinas (Marmota marmota) son unas espectadoras habituales de nuestras rutas pirenaicas. A veces es difícil observarlas pero pronto escuchamos sus «chillidos» que alertan de nuestra presencia.
Un estudio, publicado en la revista Behavioral Ecology and Sociobiology, ha encontrado que estos gritos varían entre las marmotas de diferentes poblaciones. Estos dialectos les permiten reconocer los individuos forasteros y, en vez de investigar o enfrentar el peligro como harían ante un grito familiar, salen corriendo y se esconden en su madriguera por si acaso.
Estos dialectos les permiten reconocer las marmotas forasteras y, en vez de investigar o enfrentar el peligro como harían ante un grito familiar, salen corriendo.
“Las marmotas son capaces de reconocer el chillido de las miembros de su población, incluso, en una grabación, y hemos visto que responden más temerosas si no saben quién es la emisora”, explica Mariona Ferrandiz, autora del estudio y ecóloga del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
Unos dialectos sin influencias geográficas
La investigación ha analizado también cuál es el motivo de estas diferencias de lenguaje entre las marmotas. Según los resultados, no tiene que ver ni con la región donde viven unas y otras, ni con la genética de los individuos.
“Así como los dialectos humanos varían, sobre todo, en función de donde vivimos, hemos visto que en las marmotas no es así. Aunque desconocemos por qué cada población chilla de una manera, podría tratarse de un aprendizaje de padres y madres a hijos o del entorno social”, aclara la ecóloga.
“La respuesta antidepredatoria que aparece una vez escuchan los gritos de alarma de otras marmotas tiene un gasto energético y temporal, por ello, aprender a distinguir los dialectos familiares les permite confiarse y ahorrar energía”, añade.
La investigación se ha desarrollado durante cinco años (2011-2014), con cuatro poblaciones de Marmota marmota, dos nativas de los Alpes franceses (Vanoise) y dos reintroducidas en los Pirineos (Cerdanya y Ripollès).
Los gritos de las marmotas se grabaron de 8h de la mañana a 18h, la hora en que son más activas, y después se analizaron por parte de las expertas. También se reprodujeron las grabaciones in situ, para observar cuál era la reacción de las marmotas.
Además del CREAF y de la Universidad Autónoma de Barcelona, el estudio cuenta con la participación de la Universidad de Claude Bernard de Lyon, la Universidad de Saskatchewan (Canadá) y el Instituto de investigación aviar “Vogelwarte Helgoland” (Alemania).
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Referencia: T. Lengagne, M.Ferrandiz-Rovira, C.Superbie et al. “Geographic variation in marmots’ alarm calls causes different responses”. Behavioral Ecology and Sociobiology. DOI:10.1007/s00265-020-02858-5
Fuente: CREAF y Agencia Sinc
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