En el Pirineo existe un ser tremendamente especial. Es señor de los bosques y protector de los rebaños. Inventor de la agricultura y la ganadería. El personaje es común en la mitología vasca y aragonesa, aunque recibe diferentes nombres. En Euskadi le llaman Basajaun; Basajarau en los Valles Occidentales y Bosnerau en el Pirineo central.
Cuenta la leyenda que Bosnerau habitaba nuestros bosques y montañas mucho antes de que llegaran los primeros humanos. Su fuerza es colosal, gigantesca su estatura y su cuerpo está totalmente cubierto de pelo. Tiene una larga melena y una barba protuberante.
A pesar de su aspecto salvaje, su carácter es amable y tremendamente bueno. Vive en cuevas junto a las cumbres más altas y pasea por los bosques protegiendo a los rebaños. Dice la leyenda que Bosnerau alerta con silbidos de las tormentas y de los lobos, y así los pastores pueden resguardar a los animales. Los rebaños, cuando notan su presencia, le saludan de forma unánime con sus esquilas y cencerros. Además, en señal de agradecimiento, los pastores le dejan comida en el bosque.
Fue Bosnerau quien con su tremenda sabiduría, enseñó a los primeros hombres y mujeres que habitaron nuestras montañas a cultivar los campos, trabajar la madera y cuidar el ganado. «Al brotar la hoja, siémbrese el maíz; al caer la hoja, siémbrese el trigo», les decía. Gracias a él, los humanos aprendieron a sobrevivir en las montañas y, por ello, es un personaje tremendamente querido por nuestra tradición.
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En otras culturas también existen personajes de formas similares como los ogros, los trolls o el mismo yeti. Algunos antropólogos señalan que la presencia de estos seres mitológicos en nuestra tradición está vinculada al recuerdo de la coexistencia con el hombre Neandertal.
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