El Pirineo es una tierra milenaria. Nuestra historia comienza cuando los primeros humanos, hace más de medio millón de años, llegaron a estas montañas. Aquí encontraron todo lo necesario para vivir y se asentaron las primeras poblaciones.
Después llegaron los primeros pastores y poco a poco el tiempo siguió su curso hasta la Edad Media (s.V – XV). Es en este periodo histórico cuando se construye una de las mayores y más valiosas joyas arquitectónicas de toda la cordillera: el Castillo de Loarre.
Enclavado en la Hoya de Huesca y en la localidad de mismo nombre, el Castillo de Loarre es la fortaleza románica mejor conservada de Europa. Desde 1906 está catalogado como Monumento Nacional y son decenas de miles las personas que lo visitan cada año.
El Castillo de Loarre fue construido en el s.XI por orden del rey Sancho III el Mayor como avanzadilla militar. Elevado en un promontorio e integrado en la roca caliza, reúne las condiciones perfectas para controlar desde aquí toda la plana de Huesca. La vista se pierde literalmente en el horizonte.
Gracias a su posición estratégica, se convirtió en una pieza defensiva esencial en la reconquista frente a los musulmanes, que tenían en la población cercana de Bolea uno de sus enclaves principales.
Con el tiempo y el avance territorial de la Corona de Aragón, el Castillo de Loarre fue poco a poco perdiendo relevancia defensiva y religiosa. Sin embargo, esta joya del pasado ha quedado aquí para la historia.
El Castillo de Loarre fue catalogado por la revista National Geographic como uno de los 21 más bonitos del mundo y ha sido escenario protagonista de películas tan universales como «El Reino de los Cielos» de Ridley Scott.
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