Lo retrató Sorolla en sus pinturas a principios del siglo XX. Un poco antes Benito Perez Galdós lo usó como fuente de inspiración para una de sus obras. Más tarde, en 1936 y con aviones en el cielo, Ortiz Echagüe quedó sorprendido, en sus viajes fotográficos por España, del traje que decidió ponerse una joven ansotana para ser retratada realizando sus labores en el molino.
Los trajes ansotanos son una seña de identidad de este pueblo pirenaico. Lo que ha llevado a festejar ininterrumpidamente cada último domingo de agosto, desde hace 49 años, el Día del Traje Típico Ansotano.
Las gentes de Ansó están orgullosas del legado histórico que representa. No sólo es un traje, sino que habla de los modos de vida que han llevado los habitantes del pueblo desde siglos atrás. El traje ansotano tiene connotaciones históricas, culturales y religiosas que bien pudieran extrapolarse al resto de valles pirenaicos, como fuente para conocer el pasado común de toda la región.
Cada traje tenía una utilidad y cada día un traje. Para los días de fiesta se guardaban los mejores, habiendo otros más cómodos para el trabajo. Para las ocasiones especiales se buscaba la espectacularidad, con trajes que ya llevaban durante la Edad Media. El alcalde tenía el suyo, mientras que el resto de la población podía mostrar su estado civil con sólo verlos vestidos.
En el Día del Traje no sólo se representa un desfile descriptivo de cada una de las vestimentas, sino que el pueblo de Ansó se tiñe del ambiente tradicional que tanto enorgullece a su población. Se recrean escenas de otros tiempos, , se come como entonces y los visitantes disfrutan tanto como los pintores de 100 años atrás retratando con sus teléfonos estas pintorescas escenas. Tanto es así que se ha convertido en Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Domingo por la mañana. Tres ansotanos con el traje de calzón de fiesta caminan hacia el almuerzo. En dirección contraria una pareja, él con el mismo traje pero con calculas negras, al ser de mayor edad. La ansotana, con el traje de fiesta de mujer.
Una madre con su hijo salen vestidos de casa para la ocasión. El día del patrón de Ansó, San Sebastián, se elegía por votación “la moza de Cofradía” y esta debía de llevar dicho traje para los actos populares del resto del año.
El almuerzo. Los rincones de Ansó se convierten en escenarios históricos donde se recrean costumbres pasadas. Las migas, comida de pastores en puerto, se han convertido en el principal exponente de la gastronomía ansotana actualmente.
Detalle del traje de fiesta de casada. Camisa de gorguera, pañuelo, escapulario y pendientes. La redecilla blanca y el pañuelo levantado se colocaban para resaltar la belleza de la dama.
De faena. Traje para el campo, atender el ganado o ir a puerto. También de calzón, pero con blusa azul y camisa. Se dice que las mangas ayudaban a llevar las recolecciones del monte, como usones, arañones o rebichuelos.
Detalle de la parte de atrás de la moza de Cofradía. Al fondo todo tipo de trajes observando la puesta en escena durante el desfile.
Una señora con el traje de labor junto a partes de diversos trajes ansotanos. Las abarcas, el sombrero, los pendientes y las telas, junto al retrato de una joven ansotana 100 años atrás, podrían transportarnos directamente a otra época.
En la puerta de casa. Dos mozas con el traje de fiesta. Con churros en el pelo, el de soltera; con pañuelo, el de casada. Los niños también tienen sus trajes, en este caso el de periquillo, que era el que se utilizaba para la confirmación.
Y también para los recién nacidos había trajes. De Bautizá o Cristianá era como se llamaba el que se ponían los más pequeños para recibir el bautismo casi nada más nacer.
El sombrero más antiguo de todos, o montera, era el que llevaba el alcalde. Junto a su vara y su capa le ayudaban a presidir los actos.
Detalle de los pendientes del traje de novia de calle, que junto a su pareja entablan conversación con un mozo que descansa en un portal.
La novia entrando a la iglesia con su traje para casarse, de saya. Justo detrás, los padrinos. La madrina también con traje de saya pero a diferencia de la novia, las cintas son de colores más serios. Estos trajes de mujer pesan hasta 35kg.
Una joven colocándose el saigüelo. Este traje era para que las mujeres se lo pusieran para ir a misa, junto a demás complementos religiosos como rosarios.
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