El urogallo pirenaico se acerca a la extinción

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declive población urogallo
// Fotografía de Javi Montes

Suenan campanas de alerta por el destino del urogallo, el gran gallo de los bosques del norte. Mientras la subespecie cantábrica está a las puertas de la extinción, con menos de 300 aves supervivientes en toda la Cordillera, se acumulan las evidencias de que su pariente pirenaico comparte la misma suerte. Aunque sus bastiones del Pirineo eran más extensos y numerosos, y se consideraban por ello a salvo, los urogallos pirenaicos se desvanecen. 

El último aviso lo han dado investigadores de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) y la Universidad de Valencia, con estudios realizados entre los años 2000 y 2017 que han revelado un desplome del 58% en la población de urogallo en el Pirineo aragonés. “El declive de la especie se ha puesto blanco sobre negro”, asegura Juan Antonio Gil, vicepresidente de la FCQ, uno de los autores del estudio. 

 

Tendencia de la población reproductora de urogallo en los Pirineos centrales españoles entre 2000
y 2017 // Fuente: Estudio Declive poblacional del Urogallo en los Pirineos Centrales; J.A. Gil, M.A. Gómez, Pascual López

Los investigadores censaron durante casi dos décadas los 37 cantaderos de la especie conocidos en el Pirineo aragonés, la mayoría localizados por encima de los 1.800 metros, al este del río Cinca. Los cantaderos son claros en las profundidades de los bosques pirenaicos donde acuden los machos ante la llamada del celo, bien entrada la primavera. Allí se pavonean y compiten por el favor de las hembras. Ambos sexos son muy diferentes: la “urogallina” es de colores pardos, mucho más pequeña y grácil que el macho, que llega a pesar más de 4 kilos. 

dimorfismo sexal urogallo dibujo infografia

Durante el cortejo los gallos bailan exhibiendo su plumaje negro y su cola en abanico (están emparentados con los pavos y los faisanes). Es el único momento del año en que emiten su canto, un hondo repiqueteo que se expande bajo las copas de los grandes árboles. El sonido del “más ritualizado y misterioso de los acontecimientos zoológicos”, como describió Félix Rodríguez de la Fuente el baile nupcial del urogallo, se está apagando en los bosques pirenaicos.

“El declive es extensible a todo el Pirineo, está en declive en el Aragón, en Cataluña, en Francia y en el resto de Europa”, dice Gil. La tendencia es dramática desde que existen datos fiables sobre la población de la especie, en los años 80. Por ejemplo, en Cataluña se ha pasado de 773 machos censados en los años 80, a 360 según el último conteo oficial de 2015. Y la pregunta es inevitable: ¿por qué están desapareciendo los urogallos? 

// Vídeo de Javi Montes 


¿Por qué están desapareciendo el urogallo?

Para tratar de entenderlo hay que remontarse hasta la última glaciación, cuando estas aves llegaron a la Península Ibérica procedentes del norte. Hace 10.000 años, al retroceder el hielo, algunos urogallos se quedaron en el refugio climático que suponían las montañas de la Cordillera Cantábrica y el Pirineo. Aislados aquí del resto de las poblaciones europeas, se desarrollaron dos de las doce subespecies que han clasificado los biólogos: la aquitánica, que reside en ambas vertientes del Pirineo, y la cantábrica.

Nuestros urogallos están en el límite meridional de la distribución de la especie y viven en las montañas, dos factores que los hacen muy vulnerables al cambio climático. En los últimos 50 años la temperatura media de los Pirineos ha aumentado 1,2 grados, un 30% más que la media mundial, según datos del Observatorio Pirenaico de Cambio Climático. Un cambio radical para los hábitats pirenaicos que afecta “indudablemente” al urogallo, según el vicepresidente de la FCQ. En su estudio han detectado que la disminución de los machos es más acusada en las zonas de menor altitud y en orientaciones más expuestas al sur. 

distribución del urogallo en el mundo mapa infografia

Pero el aumento de temperaturas no explica por sí mismo el declive. Es un factor más en la larga lista de dificultades de una especie que es tremendamente sensible a cualquier alteración o perturbación de su hábitat. “Es un bioindicador total”, asegura el biólogo Jordi Canut, que lleva décadas estudiando a la especie en el Pirineo de Lleida. Si el bosque está sano, si el ecosistema está en equilibrio, al urogallo le va mejor. Para sus áreas de cortejo prefieren los bosques más viejos, los que apenas han sido tocados por el ser humano: en esos bosques hay variedad de arbustos, madera muerta, y grandes claros que se abren al caer los viejos árboles y que pueden utilizar como cantaderos.

En el Pirineo, la especie habita sobre todo en bosques de pino negro, en el lado sur, y en bosques mixtos de hayas y abetos, en la vertiente norte. Su arbusto predilecto son los arándanos, ya que los adultos comen sus hojas y sus frutos, y los pollos encuentran en las arandaneras refugio y también insectos de los que alimentarse. Aún así, son muy flexibles en cuanto al ecosistema forestal que eligen para vivir: por ejemplo, se han estudiado poblaciones de urogallo en bosques del Prepirineo sin arandaneras.

cantadero urogallo
// ICAL

Algo que, aparentemente, influye mucho más que el tipo de bosque, es su tamaño o su estado de conservación. “En la Cordillera Cantábrica, los urogallos han ido desapareciendo de los trocitos de bosque más pequeños, de los situados a menor altitud, y de los más alejados de bosques grandes, así como de aquellos lugares situados en los bordes de la distribución. Y eso lo están observando también en Pirineos”, cuenta María José Bañuelos, investigadora del  Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio de la Universidad de Oviedo. “Se lo puede uno imaginar como un helado que se derrite. Se derrite antes por los bordes, y se derriten antes los trocitos que quedan separados de “la bola” central”. 

Más que un problema en concreto, es una tormenta perfecta la que le ha caído encima el urogallo, una transformación demasiado abrupta de su mundo. La fragmentación de sus hábitats, ya sea por la apertura de pistas forestales, por la explotación maderera insostenible o por la expansión de infraestructuras como las estaciones de esquí. Los choques con cercados o tendidos eléctricos. La excesiva presión que ejercen algunos depredadores, como la marta, el jabalí o algunas rapaces, por el desequilibrio del ecosistema y la fragmentación del hábitat (las muchas pistas que atraviesan los bosques son oteaderos perfectos para los depredadores, por ejemplo).

declive poblacion 2
// Fotografía de Javi Montes

La sobreabundancia de hervíboros y ungulados, que compiten con el urogallo por el arándano, especialmente en bosques degradados. O el ya mentado cambio climático. Además, un estudio de la Universidad de Oviedo apuntó a otro posible factor: la caza, que fue legal hasta 1979 y que se practicaba “al canto”, matando a los machos que más se exponían en los cantaderos, podría haber deteriorado la genética de la especie al acabar con los mejores ejemplares.

“Todo le va mal”, dice Canut. Una presión añadida en los últimos años es el creciente ajetreo de gente en la montaña, especialmente en invierno. Con raquetas o esquís de travesía, cada vez más personas llegan a rincones que antes eran dominio exclusivo de la fauna salvaje. Los machos de urogallo apenas se mueven en todo el invierno para ahorrar energía, porque deben sobrevivir a base de agujas de pino, un alimento muy pobre: si se les molesta en esa época crítica y tienen que estar volando de un lado para otro, gastando esa preciosa energía, pueden llegar al celo en primavera muy debilitados o incluso morir. 

area de distribución del urogallo en el Pirineo Aragonés
Área de distribución del urogallo en el Pirineo Aragonés // Fuente: Estudio Declive poblacional del Urogallo en los Pirineos Centrales; J.A. Gil, M.A. Gómez, Pascual López

Según Juan Antonio Gil, en Aragón esto no es demasiado problemático, porque “la mayoría de los sitios donde está la especie son relativamente recónditos y con pocas molestias.” Aún así, se han desarrollado iniciativas como la balización y señalización de los tubos de Paderna, en Benasque, una ruta clásica de travesía hacia las Maladetas, para que los esquiadores sepan por dónde moverse respetando a los animales. 


¿Hasta qué punto han contribuido las amenazas a empujar al urogallo hacia la extinción?

Hay pocas certezas y muchas dudas. “A día de hoy no tenemos claro cuál o cuáles son las causas que del declive que observamos. Es también posible que aquello que lo causó, no sea lo que lo mantiene. Puede ser que ahora mismo sean muchas causas actuando a la vez las que mantienen e intensifican el declive”, comenta Bañuelos, estudiosa de la subespecie cantábrica. A pesar de esa cautela, apunta como pilar básico para conservar el urogallo la protección de sus hábitats, evitar las molestias humanas directas o indirectas en ellos, y fomentar la conectividad entre los bosques que habitan.

Porque todos esos males le suceden a una especie con poblaciones pequeñas y aisladas, arrinconadas en un hábitat reducido y fragmentado, que por si fuera poco, es muy vulnerable ante el cambio climático. Los investigadores de la FCQ y la Universidad de Valencia han reclamado que la subespecie pirenaica pase de ‘vulnerable’ a ‘en peligro de extinción’ en el Catálogo español de especies amenazadas.

Eso supondría, entre otras cosas, dedicar más recursos a la investigación de la especie, recursos que suelen ser escasos, sobre todo para seguimientos de poblaciones a largo plazo. Antes de plantear medidas para salvar al urogallo, Juan Antonio Gil pide “profundizar para ver las verdaderas causas del declive, porque si no es tirar el dinero.”

aves en el pirineo

Ahora mismo hay pocas iniciativas a la vista para detener el declive del urogallo pirenaico. La Estrategia estatal para la conservación de la especie es de 2005, y en Cataluña no se ha aprobado el plan de recuperación, obligatorio por ley. Aragón sí cuenta con un plan, aprobado en 2015, y modificado en 2018 tras las protestas de algunas sociedades de cazadores y ayuntamientos pirenaicos, por las limitaciones que planteaba para actividades como la caza en áreas críticas para la especie. 

La del urogallo recuerda a la historia del bucardo, la cabra autóctona del Pirineo que se extinguió en el año 2000, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Sin blindar sus últimos refugios frente a la acción humana, de seguir este camino, es cada vez más probable que el canto del urogallo se apague para siempre en los bosques pirenaicos.

 

 icon-arrow-circle-right Puedes ver más fotografías del urogallo pirenaico en la página web de Javi Montes. 

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