La tecnología de seguimiento de la fauna ha avanzado tanto que nos permite asomarnos a los momentos más íntimos de los animales salvajes, incluso de los más esquivos y amenazados. Este año, los técnicos del Parc Natural del Alt Pirineu (en Lleida, Pallars Sobirà) lograron colocar una cámara trampa que enviaba fotos cada media hora desde el nido de una hembra de urogallo pirenaico, la gallina ‘Nicola’.
Nunca se había realizado un seguimiento tan detallado de la incubación de la especie en la naturaleza. La ubicación del nido se conocía gracias al pequeño dispositivo GPS que lleva ‘Nicola’ desde 2018, y que le colocaron como parte del proyecto europeo Habios. El dispositivo registra datos sobre su posición y movimientos, una información muy valiosa para conservar los hábitats de la especie. La idea era mejorar el conocimiento sobre este momento tan crítico en el ciclo de vida del ave, un icono de los bosques pirenaicos. Y, de paso, llamar la atención sobre los peligros a los que se enfrenta la especie, que está sufriendo un declive alarmante en el Pirineo.
El día 12, las redes sociales del Parc Natural del Alt Pirineu empezaron a publicar fotos diariamente del nido de ‘Nicola’, que estaba incubando seis huevos que eclosionarían alrededor del día de San Juan. Las hembras hacen su nido en el suelo, oculto entre la hojarasca del bosque. Durante los 24 días que dura la incubación, están a merced de cualquier depredador. Su estrategia consiste en quedarse completamente quietas, confiando en que su camuflaje las oculte de los depredadores.
En las fotos publicadas por el parque se la veía alerta, estirando el cuello y pendiente de cualquier ruido. Con el paso de los días fueron desvelando sus pautas de incubación: tan solo se separaba del nido dos veces al día, a media mañana y media tarde, y salía unos veinte minutos, seguramente a buscar comida.
Una tarea peligrosa
Según datos del Parc Natural del Alt Pirineu, en la mitad de los 75 nidos de urogallo estudiados en los últimos años en la cordillera (38) se perdió la puesta antes de que nacieran los pollos. En la mayoría de los casos, algún mustélido (martas o ginetas) se comía los huevos, o también zorros. Pese a su mala fama, no se ha registrado ningún nido depredado por jabalís.
Con ese panorama, ‘Nicola’ no lo tenía nada fácil para sacar adelante a sus polluelos. De hecho, gracias al seguimiento GPS los técnicos sabían que el año pasado ya había perdido la puesta, aunque no estaba claro por qué. Pero este año el desastre se ha observado casi en directo, para consternación de los fans que esperaban la eclosión de los huevos.
A las 4 de la madrugada del 17 de junio, una marta encontró el nido y fue llevándose los huevos uno a uno. “Quizás a algún escondrijo o quizás a una madriguera donde también tenga sus crías”, según ha relatado la cuenta del Parque.
La presència humana du associat un augment de recursos (restes menjar, més ratolins🐀..) que aprofiten les guineus 🦊 i mustèl·lids. Els grans carnívors com el llop🐺 o el linx redueixen les poblacions de carnívors mitjans i per tant són + per espècies presa, com galls i perdius. pic.twitter.com/cTsupqnfod
— Parc Natural de l’Alt Pirineu (@pnaltpirineu) June 17, 2020
Un rato después, la marta completó el saqueo. ‘Nicola’, que al menos se libró de acabar convertida en cena, volvió al nido pasado el peligro. La pobre no se debía creer su infortunio porque estuvo una hora intentando incubar los huevos robados. Después se marchó volando, abatida.
La marta (#Martesmartes) ha descobert el niu, i ha anat fent viatges emportant-se els ous un 🥚 a un🥚, potser cap a algun rebost o potser cap a un cau on també hi té cries. A les 5:40 s’ha endut l’últim ou, i la pobra Nicola 😰 ha tornat a les 5:50 a veure el desastre. pic.twitter.com/V75NKi3EGW
— Parc Natural de l’Alt Pirineu (@pnaltpirineu) June 17, 2020
La historia de ‘Nicola’ es ley de vida, pero también una muestra de lo difícil que lo tiene el urogallo en el Pirineo. Uno de sus mayores problemas es que la densidad de pequeños y medianos depredadores, como la marta, ha aumentado por el desequilibrio del ecosistema.
Lo explicaba el Parque Natural en su Instagram: “Tenemos ecosistemas un poco descompensados. La presencia humana en el bosque y la ausencia de grandes carnívoros favorecen el aumento de los medianos depredadores. La presencia humana en el bosque lleva asociado un aumento de los recursos (restos de alimentos, roedores…) que aprovechan los zorros y los mustélidos. Los grandes carnívoros como el lobo o el lince reducen las poblaciones de carnívoros medianos, los mantienen a raya, y por tanto también son positivos para las especies presa, como los gallos y las perdices.”
El Parque Natural también ha aprovechado la empatía despertada por ‘Nicola’ para hacer un poco de pedagogía entre quienes visitan ecosistemas donde vive fauna tan vulnerable como el urogallo. “Vista la fragilidad de las aves que nidifican en el suelo, insistimos que se debe llevar los perros atados cuando se va a la montaña. Esta vez fue una marta, un acontecimiento natural, pero podría haber sido un perro”, contaron en Instagram.
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