La combinación entre el agua y la tierra, entre el azul y el verde, es la representación perfecta de la exuberancia de la naturaleza. De la vida. En el Pirineo, existen unas fuentes de agua formadas hace 10.000 años por el deshielo de los glaciares. Su valor científico y natural es incalculable.
En nuestra cordillera existe una de las mayores concentraciones de lagos que podemos encontrar en toda la Península Ibérica. Se estima que de los 406 lagos existentes en el Estado español, 197 están en el Pirineo Aragonés. Son los Ibones, lagos de alta montaña de origen glaciar que han llegado vivos hasta nuestros días.
Los ibones se extienden a lo largo de la cordillera pirenaica, pero existen tres zonas de mayor concentración. Los macizos de Panticosa, Posets y Maladeta guardan la mayoría de ellos. Aquí, en pequeñas extensiones, podemos encontrar decenas de ellos. Un verdadero tesoro.
Los ibones tienen su origen en la dinámica de los hielos durante los últimos pulsos glaciares del Pleistoceno (entre 2,59 millones y 10.000 años). La erosión del relieve y el posterior deshielo dio lugar a nuestros lagos de alta montaña.
La mayoría de los ibones se encuentran por encima de los 1.700 msnm y superan los 3.000. Estas condiciones ambientales extremas les convierten en ecosistemas singulares y de una gran riqueza natural. Aquí encontramos endemismos de alto valor como el tritón pirenaico o la lagartija pirenaica.
Los ibones, además de su incuestionable valor paisajístico, tienen una gran importancia científica, ya que son una excelente fuente de información para conocer la evolución climática del Pirineo. En nuestras manos está saber cuidar y conservar estos tesoros acuáticos que la naturaleza nos ha regalado.
Rutas a Ibones del Pirineo
Fuente:Los ibones: las islas acuáticas del Pirineo; Tomás Arruebo, Zoe Santolaria y Alfonso Pardo
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