El embalse de Vadiello recoge las aguas del río Guatizalema en un extraordinario enclave. Entre los mallos de Ligüerri y el pico Borón al oeste y la Peña de San Cosme y el Huevo al este.Todos ellos formaciones de conglomerados que resistieron la erosión fluvial y que sufrieron fracturas verticales durante el levantamiento de las sierras prepirenaicas.
La propuesta es una ruta que requiere un esfuerzo suave y siempre se desarrolla por caminos bien señalizados. Se llega desde Huesca por Loporzano, recorriendo la carretera de Vadiello. Se aparca en un área habilitada justo antes de la presa y de los últimos túneles.
Nos encaminamos por los túneles de la derecha que dan acceso a la presa sobre la cual pasamos. Las luces del amanecer empiezan a iluminar los imponentes mallos de Ligüerri. Una pista discurre por el sur del embalse y la dejamos para acceder al esconjuradero de la Santa Cruz. Curiosa construcción a modo de templete que se utilizaba para conjurar tormentas, plagas y otros peligros.
Allí dejamos la pista y nos introducimos por una senda umbría que desciende para cruzar un arroyo y luego sube hasta la ermita de San Cosme y San Damián, en un precioso enclave bajo la Peña de San Cosme. Estos santos de origen oriental son patrones de médicos y cirujanos.
Desde allí la pista hace un recorrido jalonado por una serie de ermitas: San Miguel, San Urbez, Fuensanta, San Gregorio y Virgen de Fabana. La única en buen estado es la de la Fuensanta, donde se puede hacer un agradable descanso al frescor de su manantial. Tras varios cruces, siempre con carteles indicadores, volvemos hasta el esconjuradero de la Santa Cruz, donde habíamos dejado la pista.
Este es el track de la ruta.
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