Bisaurín invernal

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El Bisaurín (2.668 m) es un monte emblemático del Pirineo Occidental. Se ubica en la divisoria de los Valles de Echo y Aragüés y desde el mar Cantábrico hasta el túnel de Somport, no existe cumbre más alta.

El nombre Bisaurín se compone de tres palabrasbizar que significa «barba o barbas»; auri que hace referencia a un color amarillo o dorado intenso; y el pronombre que podemos traducir como «el que». Por lo tanto, se podría decir que Bisaurín tiene un significado similar a «el que tiene unas barbas muy amarillas”. 


Descripción de la ruta

Comenzamos la ascensión en el refugio de Lizara, pocos kilómetros más allá del pueblo Aragüés del Puerto. Las raquetas y los crampones los cargamos en la mochila, porque el calor de los últimos días ha hecho que la nieve se haya ido en las cotas más bajas. 

Tras poco más de 20 minutos de aproximación, siguiendo la senda y las marcas del GR, llegamos a la Fuentfria. Ahora sí, es el momento de ponerse las raquetas o los esquís. Y continuamos entre la nieve hasta el collado Foratón, que lo vemos al final del valle. 

Una vez en lo alto del collado, toca calzarse los crampones. La nieve aquí está más fría por la influencia del viento, perfecta para los pinchos. Abandonamos el GR que continua recto hacia Gabardito y nos vamos a la derecha donde nos espera una gran pala que nos llevará hasta la cima. 

En 4 horas totales llegamos a destino. Unas imponentes vistas nos recompensan en la cumbre del Bisaurín, mirador espectacular del Pirineo. Además, la claridad del día nos permite ver hasta el Moncayo, a más de 200km en la comarca de Tarazona. Impresionante. 

Se trata de una mítica ascensión que en invierno gana en complejidad, especialmente por la pala final. Sin embargo, si la nieve está en buenas condiciones y disponemos del material adecuado, es perfectamente asequible.  


Leyendas del Bisaurín

Todavía en la actualidad, se conservan algunas leyendas con esta imponente cumbre como protagonista. Una de ellas habla de la Mora de Jasa, que habitaba en la cima del Bisaurín. Las moras son criaturas bellas pero generalmente trágicas, que pasan sus vidas eternas en fuentes y cuevas. Cuando un caballero intentó apresarla, ella, gracias a su rápidez, logró escapar. Más tarde, la vieron sentada en una piedra, descansando. Y cuentan que de esa roca empezó a manar agua mientras su figura desaparecía. Y este fue el origen de una fuente a la que otorgan propiedades curativas. 

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