Siempre es emocionante y entrañable ser parte de esa «primera» ascensión, de esa «primera» aventura. De esa «primera» vez. Escribir una página en tú historia personal escalando rutas que hicieron historia y marcaron el rumbo de la escalada.
La “Ravier” al Tozal del Mallo en Ordesa, es entrar en éste mágico lugar por la puerta grande.
Recorrer sus diedros, chimeneas y desplomes sabiendo que éstos fueron conquistados a golpe de clavija en una época en la que caerse no era una opción y en la que tampoco disponían de los materiales de aseguramiento mecánicos que ahora tenemos. Ello me empuja a afrontar los mismos largos con alegría y entereza.
La primera ascensión al Tozal del Mallo
La historia de aquella primera ascensión se remonta a la primavera de 1957. Los hermanos Ravier acompañados de 4 amigos salieron de Gavarnie, pasaron la Brecha de Roldán y llegaron al fondo del valle de Ordesa.
Durante la noche, la Guardia Civil los expulsó a golpe de fusil y les ordenó volver a la vertiente Francesa. A pesar del incidente, se refugiaron en el bosque y al día siguiente, se dirigieron de nuevo a escalar la sur del Tozal del Mallo. Su intención era volver a Francia dos días después.
Los hermanos galos pensaban que repetían una vía, pero para su sorpresa no encontraron ningún rastro en la pared. El teórico aperturista de la vía era un tal Gavín. Al parecer, simplemente había trazado en su imaginación y en el papel el camino más lógico en esta muralla, mientras estudiaba la pared con los prismáticos.
La ascensión de los hermanos Ravier, marcó el comienzo de la exploración en éstas paredes. Luego, muchos siguieron sus pasos. Durante más de medio siglo, escaladores de las dos vertientes han vivido verdaderas aventuras verticales abriendo o repitiendo itinerarios audaces y comprometidos.
La vía en la actualidad
Hoy día, la vía está más equipada. No con chapas, sino con algunos clavos en pasos clave y eventualmente alguna reunión. También está mucho más pulida debido al paso de las cordadas. Recorrerla suele llevar de 7 a 9 horas. Si sumamos aproximación y descenso, saldrán unas 12-13 horas de actividad.
Para escalar la ruta, además de mucha ilusión y motivación, ausencia de vértigo y resistencia física, es necesaria experiencia en escalada. Como mínimo dominar el V+ de montaña y el 6b en deportiva, porque las graduaciones de las reseñas y sus largos, son de las antiguas. Puede llevar a confusión ver largos cotados de V+, que sobre el papel piensas que son un puro trámite y que pasarás bailando por ellos, y cuando miras arriba tienes un techo que parece insorteable.
Además de la técnica y experiencia, serán necesarias grandes dosis de intuición, fluidez y rapidez. Herramientas básicas que aportamos los guías profesionales.
Esta vez tuve el privilegio de encordarme con Zigor Egia, bizkaíno montañero de los de toda la vida, cuyo corazón y pasión son tan grandes como el mismo Tozal. Cuya fuerza y determinación mental le empujaron hasta la cumbre. Cuya sonrisa fue mi mejor compañera desde el inicio hasta el fin.
¿Alguien desea que escribamos juntos un pedacito de historia?
Entrada elaborada por Sonia Casas, guía de Alta Montaña y Escalada.
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